He buscado la luna por todas partes para poder decirte que aunque estemos lejos, la luna que ves tú es la misma que veo yo. Quería decirte que estoy a tu lado, que puedo taparla con el dedo y que tú puedes hacer lo mismo. Quería dártela, pero se me escapa en las alturas. La he encontrado varias veces, una luna, perfecta, redonda y brillante, una luna llena blanca y a la vez amarilla, acompañada por millones de estrellas que salpicaban el cielo.
He pensado que en ese momento no podría encontrar algo tan perfecto y maravilloso como aquel digno espectáculo. Era precioso. Qué podría superarlo? Nada... Sonreí segundos después al darme cuenta del pequeño y estúpido detalle que se me había pasado. Sí, había algo que era tan bonito, tan precioso, tan perfecto como aquello, eras tú, incluso eras mejor.
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